MI ODIOSO JEFE
Estaba en una aburrida reunión con mi jefe, y él como siempre
hablaba de mujeres, decía que entre más grandes sus tetas mejor, yo solo
asentía con la cabeza y fingía estar de acuerdo con el tema, cuando de pronto a
este hombre se le ocurre decirme
- - ¿Y usted como las
prefiere? – En ese momento solo me acordé de Cata, mi adorada hermana mayor y
dije – Tiene que ser inteligente, buena habladora, amable y muy enérgica.
- -
No sea guevón, no
me refería a eso, ¿Qué prefiere los culos o las tetas, o es qué usted es
marica?, por acá corre el rumor que Jeny la recepcionista, que se pasa de
buena, se le insinuó en la fiesta de integración y usted la dejó mojada – me
dijo con veneno en su mirada, me reí, pero era una risa nerviosa, y con toda la
tranquilidad que fui capaz de fingir dije
- -
Doctor Arbeláez,
usted sabe que hombres como nosotros necesitamos mujeres con más clase, esa
vieja se puede levantar al mensajero o al de recursos humanos, pero no un
hombre como usted o como yo.
El queridísimo Doctor asiente con la cabeza, me da una palmada en
la espalda y dice
- -
Pueda que la
vieja sea corriente y baratona, pero buena sí esta, y por lo menos para una
noche caliente está bien
- -
Si, tiene razón,
pero la verdad tenía algo mucho mejor esperándome en casa – él no sabía que quien
me esperaba en casa era mi vecino Daniel, que ese sí sabe cómo resolver una
noche caliente.
- -
Ahh – dijo –
entones usted sí tiene su guardado, tenga presente que los hombres después de
los 28 años no se ven muy bien sí son solteros y menos en nuestro mundo.
Esas últimas frases me dejaron pensando y me recordaron a mi
padre, quien me dice lo mismo todo el tiempo. Entre nuestras charlas donde
tratamos de resolver la economía mundial, siempre tiene que decirme – Nico, ya estás
muy grande, tienes que darme nietos y casarte con una mujer tan buena como tu
madre – siempre trato de evadir la conversación y le digo lo mismo – aun no
encuentro una mujer como mamá o como Cata.
Termino la tediosa conversación con mi jefe y regreso a la
oficina. Como me gustaría tener a Cata en este momento para que aclare mis
ideas, y me diga algo como, “Nico no te mates la cabeza, sabes que tienes tus
rollos y tienes dos opciones, o te muestras al mundo como eres o no dejas caer
la máscara”… ahh Cata, ella definitivamente es el amor de mi vida.
Esa misma tarde decido llamarla, no aguanto más; le suelto todo el
rollo y muy fresca me dice:
- -
Nico, te tengo el
plan y la solución al estrés, vámonos para Villa de Leyva, tengo una amiga que está
viviendo allá y es tremenda chef, de paso nos comemos unos hongos y te olvidas del problema,
fácil! – amo la capacidad de esta mujer para ver la vida tan fácil
- -
Listo cariño,
entonces recógeme en el apartamento a las 8, te estaré esperando nena.
Estamos en el bonito restaurante del hotel, vamos a ordenar la
comida y Cata con su sonrisa amable, le pide al mesero que antes de ordenar
quiere hablar con el chef. De repente sale una mujer con polvo blanco en la
cara, las mangas recogidas hasta el codo, con cara de malgenio, inspira miedo,
pero solo me puedo fijar en sus zapatos de tacón, eran unos Valentino en cuero
rojo, divinos!, obviamente son muy caros. En cuanto se acerca a nosotros cambia
su expresión y dice
- -
Cata! Amiga de mi
alma, ¿Qué estás haciendo por aquí?, déjame adivinar viniste a comer hongos, el
problema es que solo tengo champiñones – los tres nos reímos, y de inmediato
esta mujer me cae bien
- - Nana te presentó
a mi hermano… no le puedes echar el ojo – sentenció
- -
Nicolás, para
servirte – digo con el tono de formalidad habitual
- -
Y entonces como
piensas servirme sino te puedo echar el ojo – me mira de arriba abajo, se
detiene en mi entre pierna y me ofrece una mirada perversa, no puedo evitar
sentirme nervioso y me siento enseguida – ¿Cata, es marica? – Dice señalándome
- -
Si, lo es y no
puedes coquetearle – Salió Catalina la imprudente
- -
Perfecto,
entonces esta será una noche de chicas – dijo girando sus hermosos tacones y
llamando a otras dos mujeres que estaban cerca de nosotros.
Nos presentamos, una de ellas era Ana Sofía, creo, no recuerdo muy
bien su nombre y la otra era Allison, de ella si me acuerdo perfectamente, me
hizo la misma mirada lasciva que su amiga. La velada terminó en el restaurante
y seguimos al bar.
Luego de unos muchos tragos, Cata y sus amigas se fueron a bailar,
seguramente estaban buscando levante, solo quedaba Ana Sofía sentada a mi lado
era como una garrapata que no me podía quitar de encima, estaba desesperado,
tanto que me di cuenta como la miraba un tipo desde la barra, y le dije; Ana
ese tipo te está mirando mucho, deberías salir a bailar con él. ¿No te gusta?,
y ella me responde con tono insinuante, - realmente prefiero estar sentada
contigo, eres más interesante que él. - Definitivamente no me la voy a poder
zafar en toda la noche. Decido concentrarme en la botella de tequila que tengo
en frente, ella habla y habla y sigue hablando.
Luego de un muy buen rato, ya me siento lo suficientemente ebrio y
decido irme a dormir, intento pararme de la silla y doy un traspiés, ella me
sujeta con ternura y yo inmediatamente le digo – usted a mí no me coquetee, ¿no
se da cuenta que soy marica? – no entiendo como fui capaz de decir eso, pero lo
solté y me sentí tranquilo, pensé que eso era suficiente para poderme ir a
dormir a mi habitación, pero entonces la intensa me dice – mejor aún Nico, como
estas tan mal, te llevó a tu habitación y yo me voy a dormir. - Esto de cierta
manera me dejó tranquilo, pero no me imaginaba lo que me corría pierna arriba.
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