lunes, 29 de septiembre de 2014

La perfección de las mujeres - LPDLN

Hoy mientras realizo la exposición para la clase, me indigno más y más al ver como las mujeres debemos modificar nuestro cuerpo y conducta para ser “perfectas” para los hombres. Me encuentro en mi Facebook con cientos de tutoriales para tener todo perfecto, las cejas, los ojos, los labios, el cuerpo, hasta la vagina perfecta y con olor a rosas. Luego dejo de ver Facebook y empiezo a ver Cosmopolitan (me gusta robar imágenes de todo lado para compartir en la página) y solo veo por un lado cómo se mantienen los famosos y por el otro cómo parecerse en algo a los famosos.

Todos esos estándares de belleza nos están acabando, estamos dejando nuestro verdadero ser, nuestra verdadera esencia para convertirnos en la “mujer perfecta”, pero como no todas tenemos acceso al dinero de los famosos, no tenemos el mejor maquillador, el mejor entrenador ni el mejor cirujano, cómo no tenemos nada de eso nos alcanzamos a sentir fuera de onda, fuera de lo que para el mundo es esa “perfección femenina”.

No digo nunca que el arreglarse este mal, no digo que ciertas mujeres necesitan cierto tipo de maquillaje, o que determinada ropa te haga ver mejor, lo que digo es que estamos invadidas del estándar de perfección, y lo peor de toda esta invasión es que nosotras mismas lo permitimos, porque entonces como no tenemos acceso al mejor entrenador para tener las nalgas de Jlo, compramos los “hot shapers” y cuanta crema reductora se encuentra en el mercado. Nosotras mismas somos las que aceptamos que vengan a imponernos cánones de belleza enmarcados en falsedad y photoshop.

Tampoco digo que todas seamos así, conozco a varias mujeres fuertes que no se dejan acomplejar, sin embargo también conozco muchas que se sienten moscorrofios por no tener un cuerpo perfecto, he visto como gastan dinero exagerado en artículos que ofrecen milagrosos resultados, he visto como en china se inventan mil maricadas para ser cada día mas perfectas, maricadas como pegarse los párpados para que sus ojos ya no se vean rasgados y pequeños sino grandes y redondos.

Y cuál es el fin de todo esto? Desde mi punto de vista y como dice una amiga “todo es por culpa del maldito capitalismo”, el mundo del espectáculo quiere hacernos creer que para ser alguien grande en la vida debemos estar perfectas, con las medidas perfectas, cabello perfecto y obviamente cara perfecta. Y de esta forma, tratando de ser las mujeres que ellos quieren, nos gastamos toneladas de dinero esperando ser las más bonitas y perseguidas por los hombres más guapos. Tampoco puedo negar que me encanta maquillar y maquillarme, me encanta resaltar la belleza natural que ya tenemos, que me encanta vestirme lindo y ser vanidosa. Pero esto no es nada malo siempre que lo hagamos con la plena certeza que lo hacemos por nosotras mismas, no para que la sociedad nos vea más lindas, no para que podamos entrar en determinado canon de belleza que a alguien se le ocurrió establecer.

Y entonces para hacer más grave el problema se utiliza a la mujer en la publicidad, pero no a las mujeres normales de carne y hueso, como usted y yo, se utilizan a las mujeres de carne, hueso y plástico, donde se puede ver claramente que la mujer pone su cuerpo y belleza al servicio de la satisfacción de los hombres. Porque es claro que siempre venderá más el cuerpo esbelto de una mujer, que el cuerpo esbelto de un hombre. Se usa a la mujer como un objeto decorativo y la mujer como vehículo para simbolizar el éxito masculino….  Y entonces vemos a las mujeres perfectas por televisión, pero esa perfección solo se encuentra en un nivel físico, entonces sentimos frustración por no poder ser como el modelo que se nos plantea desde que somos niñas pequeñas jugando a las princesas (que también son todas perfectas).


Somos mujeres reales, de la vida real, no debemos negar nuestras raíces, no debemos seguir enalteciendo nuestro cuerpo y nuestro físico mientras dejamos atrás nuestro cerebro, porque esa es nuestra arma más letal, no debemos sentirnos culpables por comer una caloría de más, no debemos dejar que nadie ni nada nos diga qué modelo debemos seguir… somos únicas! 

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