Ayer mientras esperábamos y esperábamos
que llegara LPDLN, estábamos AC y yo hablando con una amiga de la casa, y dijo “Yo
quiero un hombre que este loco por mí y yo por el” lo cual de inmediato nos
transporta a cualquier comedia romántica, y es que definitivamente si hablo en términos
mamertos, el mercado emocional que nos venden los gringos nos está atrofiando y
si hablo en términos normales, pues si Hollywood nos cago la vida a las mujeres
con los chick flicks.
Yo tuve mi época de adicción a
esas películas y la amiga de la que les hablo también, y llegamos a la conclusión
que de tanto meterle chick flick a la cabeza uno ya no es capaz de tener una relación
solo por pasar el rato, no al menos, sin esperar (aunque sea muy en el
fondo) que se repita la histora de Ashton Kutcher y Natalie Portman o muchas otras por
el estilo, también esperamos correr con la suerte de Bridget Jones, que
gordita, con calzones de abuela y demás, se levanta un par de tipos geniales, y
aunque sufre, al final se queda con el lindo y mucho menos tendrenos la vida de Carrie que después
de ver al amor de su vida casarse tres veces y ser la mosa por no sé cuánto
tiempo, el finalmente recapacita, se casa con ella, le compra un pennhouse y
viven felices por siempre.
Además en los únicos lugares
donde se encuentra el amor es el Los
Angeles o en Nueva York (Según los guionista de Hollywood), porque obviamente
transmilenio no se parce al metro de Nueva York, y nadie va querer compartir
taxi con usted ya que el taxista va preguntar “huuuy mona pa donde va” fijo está
lloviendo y son las seis de la tarde por lo tanto, el man toma el taxi y ni se
da cuenta de su existencia.
A veces podemos sentir que
nuestra vida es una comedia romantica y quizá si se parezca, por ejemplo mi vida
parece un chick flick, tengo dos grandes amigas con quienes paso momentos
divertidos y hasta raros, una familia disfuncional, pero como la vida no es
perfecta (ni justa, diría yo) me falta aquello del romance, porque en cualquier película
de este tipo, la protagonista está rodeada de tipos chéveres que quieren con
ella, pero ella está enamorada del cafre que al final deja de ser tan cafre por
que la ama, a mi me ha pasado yo me he enamorado de cafres, solo que ellos
siguieron siendo cafres y no me rodean tipos chéveres, estoy rodeada de babosos.
Por eso, esta es una invitación a
poner los pies sobre la tierra y entender que nos debemos conformar con la
papita criolla, porque la sweet potato no está en el menú.
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