viernes, 25 de abril de 2014

Sobre la mojigatería contagiosa de la sociedad - LPDLN


En estos últimos días, con el seguidor que terminó entre mis piernas, estábamos hablando sobre las mentes cerradas, yo decía que somos más los de mente abierta, él me contradecía. El tema quedó ahí, pero hoy he tenido mi epifanía después del almuerzo y ahora si le doy la razón. Efectivamente son más lo de mente cerrada, pero más que los de mente cerrada, es más la mojigatería contagiosa de la sociedad.

Recuerdo hace muchos años recién empecé a fumar, este acto, que hoy es cruel e inhumano a los ojos de muchos, antes no era nada de extrañar, se podía fumar en parques y bares, los no fumadores no se molestaban tanto como ahora y de cierta forma se podía decir que era un poco más aceptado.  Tengo clarísimo que es un terrible hábito, por no llamarlo vicio, pero bueno, es desde muchos puntos de vista la esencia de la vida. También tengo clarísimo que “en Colombia mueren al día 72 personas por fumar cigarrillos. Al año, resultan ser 26.280 muertos”. Pero bueno, quien fuma soy yo, si a usted amigo no fumador le incomoda que alguien fume, o critica porque una mujer está fumando sola en la calle, pues le cuento que su opinión y crítica me tienen sin cuidado.

Ahora hablemos de los tatuajes, antes pensaba que eran los mayores, como nuestros padres o abuelos que creían que los tatuajes eran malos y del demonio y que daban cáncer y esas cosas, pues resulta que me he dado cuenta que no solo son los adultos de esa generación. Me he topado con varias personas que rondan entre los 20 y 30 años, que me dicen lo siguiente: 

-        ¿y no te dolió? ¿y si te dolió para qué te lo hiciste?
-        No le encuentro un sentido a rayarse la piel de por vida, ¿y si un día tienes que ir a una gala, como te pondrás un vestido con todos esos rayones al aire?
-        Tienes un porcentaje más alto en posibilidades de tener cáncer ¿sabías?

Etc… etc… Tengo claro que también los tatuajes implican riesgos, como las infecciones, reacciones alérgicas a los pigmentos y formación de queloides. En todo caso son muchos los comentarios al respecto, pero no entiendo realmente cual es la principal razón para pensar que son malos, desde mi punto de vista puedo verlo como una forma de expresión de mi cuerpo, ya que mi piel por sí sola no puede hablar, pues que hable con mis tatuajes. Así que amigo no tatuado, usted y sus prejuicios sobre la piel perfecta pueden irse al carajo.

Cambiemos de tema, hablemos de la ropa. Trabajo en una oficina que es bastante formal, los hombres siempre deben estar con corbata y nunca podemos usar jean, mi alma no es tan acartonada como la de toda esta gente, entonces cada vez que decido vestirme a mi estilo, un poco fuera de esta morrongería oficinística, tengo que aguantarme las miradas de todas la viejas, en días como hoy, que tengo una falda larguísima hasta el piso, las nenas me miran como si fuera un extraterrestre. Entonces entendí que tengo que vestirme como todas ellas para encajar, el problema es que para “encajar” tendría que vestirme como una abuela o como una grilla. 

A mis queridas compañeras tengo que decirles, que mi estilo es diez veces mejor que el de ustedes, y como con los otros mojigatos, su opinión me importa realmente poco.

Bueno, entonces para ser menos superficiales hablemos de la soltería. Esta sociedad de mojigatos contagiosos cree que si a los 25 años no se está casado, en una relación, con hijos o “comprometido” con alguien, ya se es alguien que lo dejó en bus. Bueno, grandes noticias para ustedes señores mojitagos,  para ser exitoso y grande en la vida no es necesario tener una pareja, no es necesario tener chinos  o vivir agarrado de los pelos con alguien que no te entiende o corresponde en tu amor. Así que si en un par de años, ustedes vienen y me dicen que me dejó el bus, pues le cuento que voy montada en el bus, voy caminando hacía mis sueños y para eso no necesito un arremuesco a mi lado.

Y ni hablar de las preferencias sexuales, ni mencionarle a alguien que critique lo anterior que mi pareja es mujer, que tengo un amigo homosexual, que mis amigos son travestis o cosas por el estilo, seguramente me lapidaría y me mandaría a pagar una misa para quedar en paz con dios. 

En conclusión, puedo decir que esta sociedad de morrongerías colectivas y contagiosas debería abrir un poco más su mente, dejar de vivir en el siglo pasado y aceptar el cambio, aceptar que las nuevas ideas no siempre son malas ideas. A manera de recomendación, espero que nunca les pasen esta mojigatería a sus hijos, que ellos no crezcan influenciados por sus ideas retrógradas y que los dejen ser.



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