En estos últimos días, con el seguidor que terminó
entre mis piernas, estábamos hablando sobre las mentes cerradas, yo decía que
somos más los de mente abierta, él me contradecía. El tema quedó ahí, pero hoy
he tenido mi epifanía después del almuerzo y ahora si le doy la razón.
Efectivamente son más lo de mente cerrada, pero más que los de mente cerrada,
es más la mojigatería contagiosa de la sociedad.
Recuerdo hace muchos años recién empecé a fumar, este
acto, que hoy es cruel e inhumano a los ojos de muchos, antes no era nada de
extrañar, se podía fumar en parques y bares, los no fumadores no se molestaban
tanto como ahora y de cierta forma se podía decir que era un poco más
aceptado. Tengo clarísimo
que es un terrible hábito, por no llamarlo vicio, pero bueno, es desde muchos
puntos de vista la esencia de la vida. También tengo clarísimo que “en Colombia
mueren al día 72 personas por fumar cigarrillos. Al año, resultan ser 26.280
muertos”. Pero bueno, quien fuma soy yo, si a usted amigo no fumador le
incomoda que alguien fume, o critica porque una mujer está fumando sola en la
calle, pues le cuento que su opinión y crítica me tienen sin cuidado.
Ahora hablemos de los tatuajes, antes pensaba que eran
los mayores, como nuestros padres o abuelos que creían que los tatuajes eran
malos y del demonio y que daban cáncer y esas cosas, pues resulta que me he
dado cuenta que no solo son los adultos de esa generación. Me he topado con
varias personas que rondan entre los 20 y 30 años, que me dicen lo
siguiente:
- ¿y no te dolió? ¿y si te dolió para qué
te lo hiciste?
- No le encuentro un sentido a rayarse
la piel de por vida, ¿y si un día tienes que ir a una gala, como te pondrás un
vestido con todos esos rayones al aire?
- Tienes un porcentaje más alto en
posibilidades de tener cáncer ¿sabías?
Etc… etc… Tengo claro que también los tatuajes
implican riesgos, como las infecciones, reacciones alérgicas a los pigmentos y
formación de queloides. En todo caso son muchos los comentarios al respecto,
pero no entiendo realmente cual es la principal razón para pensar que son
malos, desde mi punto de vista puedo verlo como una forma de expresión de mi
cuerpo, ya que mi piel por sí sola no puede hablar, pues que hable con mis
tatuajes. Así que amigo no tatuado, usted y sus prejuicios sobre la piel
perfecta pueden irse al carajo.
Cambiemos de tema, hablemos de la ropa. Trabajo en una
oficina que es bastante formal, los hombres siempre deben estar con corbata y
nunca podemos usar jean, mi alma no es tan acartonada como la de toda esta
gente, entonces cada vez que decido vestirme a mi estilo, un poco fuera de esta
morrongería oficinística, tengo que aguantarme las miradas de todas la viejas,
en días como hoy, que tengo una falda larguísima hasta el piso, las nenas me
miran como si fuera un extraterrestre. Entonces entendí que tengo que vestirme
como todas ellas para encajar, el problema es que para “encajar” tendría que
vestirme como una abuela o como una grilla.
A mis queridas compañeras tengo que decirles, que mi
estilo es diez veces mejor que el de ustedes, y como con los otros mojigatos,
su opinión me importa realmente poco.
Bueno, entonces para ser menos superficiales hablemos
de la soltería. Esta sociedad de mojigatos contagiosos cree que si a los 25
años no se está casado, en una relación, con hijos o “comprometido” con
alguien, ya se es alguien que lo dejó en bus. Bueno, grandes noticias para
ustedes señores mojitagos, para
ser exitoso y grande en la vida no es necesario tener una pareja, no es
necesario tener chinos o
vivir agarrado de los pelos con alguien que no te entiende o corresponde en tu
amor. Así que si en un par de años, ustedes vienen y me dicen que me dejó el
bus, pues le cuento que voy montada en el bus, voy caminando hacía mis sueños y
para eso no necesito un arremuesco a mi lado.
Y ni hablar de las preferencias sexuales, ni
mencionarle a alguien que critique lo anterior que mi pareja es mujer, que
tengo un amigo homosexual, que mis amigos son travestis o cosas por el estilo,
seguramente me lapidaría y me mandaría a pagar una misa para quedar en paz con
dios.
En conclusión, puedo decir que esta sociedad de
morrongerías colectivas y contagiosas debería abrir un poco más su mente, dejar
de vivir en el siglo pasado y aceptar el cambio, aceptar que las nuevas ideas
no siempre son malas ideas. A manera de recomendación, espero que nunca les
pasen esta mojigatería a sus hijos, que ellos no crezcan influenciados por sus
ideas retrógradas y que los dejen ser.
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