viernes, 10 de enero de 2014

Paloma sin alas - LPDLN


Vivo en una ciudad fría, no solo por el clima, también por la gente, con los años todo se ha hecho más duro, más gris y más seco. Antes todo parecía más fácil, ahora entre la tecnología y la guerra mi ciudad no es más que un trozo de asfalto frio, tan frio que se te mete en los huesos y cuando te das cuenta estas siendo igual de frio que el mismo asfalto. Un día mirando una paloma llegue a la conclusión que todos somos como esa paloma, que tiene las alas rotas y esta parada en la mitad de la calle, ella está intentando, en medio del frio asfalto, buscar comida, así mismo somos todos los que habitamos en esta ciudad. 

Siempre había pensado que mi ciudad era más cálida, con las personas y todo lo que la rodea, pero ahora, que voy creciendo y viviendo, me he dado cuenta que no lo es, que los años y las personas te hacen cada vez más frio, entonces es cuando te das cuenta que el amigo no es amigo sino cuando le conviene, que estas solo aun cuando hay gente a tu lado, que tu trabajo es una miseria y que estudias para ser alguien, pero ¿ser alguien como quién? ¿Cómo todos esos fritos que están en las cortes, con sus trajes arreglados a medida y con sus sueldos escandalosos?, te das cuenta que es más la gente que odias y que te odia, que la que en serio te agrada, con los años y el conocimiento, llega también el resentimiento, resentimiento por la vida, por el mundo, por el amigo y el hermano, por todo lo que te rodea. De repente te das cuenta que la vida no vale una mierda y que todo es una mar de porquería, y resulta que si no nadas entre toda esa porquería, resultaras ahogándote, muriendo en el fondo de la miseria, la mierda y la porquería.

Sin embargo, puede llegar una persona y por un momento breve hacerte creer que vales la pena, que eres y puedes ser alguien, ese ser que te hace ver el mundo y la ciudad fría, con una temperatura un poco más elevada, pero como siempre la mierda termina ganando y aun cuando esa persona lo es todo para ti, al cabo de once mil seiscientos ochenta días te das cuenta que estas roto y rompiste a esa persona, te das cuenta que ya no tiene nada que ofrecerte ni tu tampoco, los días seguirán pasando, y en algún momento ya serán otros ciento diecisiete días, donde te seguirás sintiendo roto por dentro y por fuera, como una paloma, una maldita paloma que tiene las alas rotas, pero aun así intenta volar. 

Intentarás seguir adelante y pensar en el destino, como si el destino fuese el hada madrina y tu fueras cenicienta, te llenas la cabeza de ideas absurdas, pensando que tal vez esa persona no era para ti y que la vida sigue y que ya vendrán más y que sus defectos eran más grandes que sus virtudes y que no querías vivir toda tu juventud al lado de alguien así… mil ideas tan estúpidas como tú, ideas que solo llenaran tu cabeza de basura y mierda. 

Entonces luego encuentras el pegamento de tu vida, pero desgraciadamente ese pegamento solo te lo pueden dar los vicios, maldita sea, estas destinado a la mierda que te rodea y se te sube por las piernas hasta comerte los sesos. Pero la vida tiene que seguir, o nadas o te ahogas en la mierda. Y de repente una mañana despiertas pensando que puedes hacer del mundo un mejor lugar, por lo menos de tu mundo, pero ¿qué carajos pasa cuando se ponen los pies en la tierra? Es fácil, te das cuenta que siempre nos han enseñado a soñar, porque “soñar no cuesta nada”, la cuestión es que no nos han enseñado a hacer realidad esos sueños, los malditos sueños que no te dejan tranquilo y siempre te mantienen con constantes pajazos mentales, que solo sirven como pañitos de agua tibia, resulta que te das cuenta que el mundo no se puede cambiar y, en mi ciudad, si intentas hacerlo, seguramente acabaras muerto, secuestrado, violado o desaparecido.

Despiertas otra mañana y te das cuenta que tu vida es la lucha constante entre la mierda que te rodea, la mierda que esta en tu cabeza y la mierda que quieres hacer con tu vida. Pero al final de cuentas no sirve de nada pensar en todo esto, porque sencillamente el mundo seguirá su rumbo, los grandes seguirán siendo grandes, los pobres seguramente serán más pobres y tu seguirás siendo la paloma que se para en la calle; pueda que en algunos años puedas aprender a caminar rápido, para que los carros no te espichen y dejen tus tripas en la calle, pero esto solo será una paño de agua tibia, solo será un paso, un paso que no sirve para nada, un primer paso que das mientras todos van volando.

Y al final de cuentas, cuando ya pasen más años, te darás cuenta que eres solo alguien más, alguien sin importancia o significado alguno, si lograste hacer algo grande, si lograste que más de cien personas leyeran algo tuyo, si lograste que alguien, por lo menos una persona, recuerde tu nombre, con eso te iras a la tumba, con una satisfacción estúpida, por algo efímero y mísero, pero ese será el motivo de tu orgullo y seguramente el de tus nietos, que también van a nadar en la misma mierda que tu estas nadando ahora.

1 comentario:

  1. Acabó de pasar la navidad (sin profundizar en ello), la cuestión es... ¿Alguna vez viste que a causa de una bombilla fundida, todo el árbol dejara de brillar?...
    Nadie es más grande que uno mismo, nadie vale más que uno mismo, nadie va a amalo a uno más de lo que uno se ame a si mismo... No se trata de soñar porque no cuesta nada, ser feliz cuesta muchas tristeza pero eso solo puede sentirse, o comentarse explícitamente aunque parezca elocuencia... Éstas loca... Estarás bien... No eres una paloma flaca pegada al piso... Eres una de esas palomas que se entristecen volando porque desde arriba todo se ve mejor, y ver mejor es conocer mejor, y conocer mejor mejor es saber mejor, y a veces saber más no da alegría... Sin embargo no puedes negar que es mejor saber volar que hacer parte de esa masa que ha estado y estará por siglos pegada al suelo...

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