Vivo en una ciudad fría, no solo por el
clima, también por la gente, con los años todo se ha hecho más duro, más gris y
más seco. Antes todo parecía más fácil, ahora entre la tecnología y la guerra
mi ciudad no es más que un trozo de asfalto frio, tan frio que se te mete en
los huesos y cuando te das cuenta estas siendo igual de frio que el mismo
asfalto. Un día mirando una paloma llegue a la conclusión que todos somos como
esa paloma, que tiene las alas rotas y esta parada en la mitad de la calle,
ella está intentando, en medio del frio asfalto, buscar comida, así mismo somos
todos los que habitamos en esta ciudad.
Siempre había pensado que mi ciudad era más
cálida, con las personas y todo lo que la rodea, pero ahora, que voy creciendo
y viviendo, me he dado cuenta que no lo es, que los años y las personas te
hacen cada vez más frio, entonces es cuando te das cuenta que el amigo no es
amigo sino cuando le conviene, que estas solo aun cuando hay gente a tu lado,
que tu trabajo es una miseria y que estudias para ser alguien, pero ¿ser
alguien como quién? ¿Cómo todos esos fritos que están en las cortes, con sus
trajes arreglados a medida y con sus sueldos escandalosos?, te das cuenta que
es más la gente que odias y que te odia, que la que en serio te agrada, con los
años y el conocimiento, llega también el resentimiento, resentimiento por la
vida, por el mundo, por el amigo y el hermano, por todo lo que te rodea. De
repente te das cuenta que la vida no vale una mierda y que todo es una mar de
porquería, y resulta que si no nadas entre toda esa porquería, resultaras ahogándote,
muriendo en el fondo de la miseria, la mierda y la porquería.
Sin embargo, puede llegar una persona y por
un momento breve hacerte creer que vales la pena, que eres y puedes ser
alguien, ese ser que te hace ver el mundo y la ciudad fría, con una temperatura
un poco más elevada, pero como siempre la mierda termina ganando y aun cuando
esa persona lo es todo para ti, al cabo de once mil seiscientos ochenta días te
das cuenta que estas roto y rompiste a esa persona, te das cuenta que ya no
tiene nada que ofrecerte ni tu tampoco, los días seguirán pasando, y en algún momento
ya serán otros ciento diecisiete días, donde te seguirás sintiendo roto por
dentro y por fuera, como una paloma, una maldita paloma que tiene las alas
rotas, pero aun así intenta volar.
Intentarás seguir adelante y pensar en el
destino, como si el destino fuese el hada madrina y tu fueras cenicienta, te
llenas la cabeza de ideas absurdas, pensando que tal vez esa persona no era
para ti y que la vida sigue y que ya vendrán más y que sus defectos eran más
grandes que sus virtudes y que no querías vivir toda tu juventud al lado de alguien
así… mil ideas tan estúpidas como tú, ideas que solo llenaran tu cabeza de
basura y mierda.
Entonces luego encuentras el pegamento de
tu vida, pero desgraciadamente ese pegamento solo te lo pueden dar los
vicios, maldita sea, estas destinado a la mierda que te rodea y se te sube por
las piernas hasta comerte los sesos. Pero la vida tiene que seguir, o nadas o
te ahogas en la mierda. Y de repente una mañana despiertas pensando que puedes
hacer del mundo un mejor lugar, por lo menos de tu mundo, pero ¿qué carajos
pasa cuando se ponen los pies en la tierra? Es fácil, te das cuenta que siempre
nos han enseñado a soñar, porque “soñar no cuesta nada”, la cuestión es que no
nos han enseñado a hacer realidad esos sueños, los malditos sueños que no te
dejan tranquilo y siempre te mantienen con constantes pajazos mentales, que
solo sirven como pañitos de agua tibia, resulta que te das cuenta que el
mundo no se puede cambiar y, en mi ciudad, si intentas hacerlo, seguramente acabaras
muerto, secuestrado, violado o desaparecido.
Despiertas otra mañana y te das cuenta que
tu vida es la lucha constante entre la mierda que te rodea, la mierda que esta
en tu cabeza y la mierda que quieres hacer con tu vida. Pero al final de
cuentas no sirve de nada pensar en todo esto, porque sencillamente el mundo seguirá
su rumbo, los grandes seguirán siendo grandes, los pobres seguramente serán más
pobres y tu seguirás siendo la paloma que se para en la calle; pueda que en
algunos años puedas aprender a caminar rápido, para que los carros no te
espichen y dejen tus tripas en la calle, pero esto solo será una paño de agua tibia,
solo será un paso, un paso que no sirve para nada, un primer paso que das
mientras todos van volando.
Y al final de cuentas, cuando ya pasen más
años, te darás cuenta que eres solo alguien más, alguien sin importancia o
significado alguno, si lograste hacer algo grande, si lograste que más de cien
personas leyeran algo tuyo, si lograste que alguien, por lo menos una persona,
recuerde tu nombre, con eso te iras a la tumba, con una satisfacción estúpida,
por algo efímero y mísero, pero ese será el motivo de tu orgullo y seguramente el
de tus nietos, que también van a nadar en la misma mierda que tu estas nadando
ahora.
Acabó de pasar la navidad (sin profundizar en ello), la cuestión es... ¿Alguna vez viste que a causa de una bombilla fundida, todo el árbol dejara de brillar?...
ResponderBorrarNadie es más grande que uno mismo, nadie vale más que uno mismo, nadie va a amalo a uno más de lo que uno se ame a si mismo... No se trata de soñar porque no cuesta nada, ser feliz cuesta muchas tristeza pero eso solo puede sentirse, o comentarse explícitamente aunque parezca elocuencia... Éstas loca... Estarás bien... No eres una paloma flaca pegada al piso... Eres una de esas palomas que se entristecen volando porque desde arriba todo se ve mejor, y ver mejor es conocer mejor, y conocer mejor mejor es saber mejor, y a veces saber más no da alegría... Sin embargo no puedes negar que es mejor saber volar que hacer parte de esa masa que ha estado y estará por siglos pegada al suelo...