LA DESPEDIDA DE SOLTERO
Yo sentía el mundo en mis manos! Eran miles de
sensaciones al tiempo, frío, luego calor, nuevamente algo parecido al frío y
más adelante algo parecido al calor. Realmente no sabía ni lo que sentía.
Llegue a sentir como el pequeño viento que entraba por la rendija de la
ventana, golpeaba mi antebrazo y hacia que mis vellos se erizaran. Aprecié como
cada uno se iba parando poco a poco hasta tener la piel de gallina
completamente.
Después de manera momentánea empecé a ver como un
calor iba emanando de mi interior, poco a poco. Me concentre en ese calor y
descubrí que era de color amarillo. “una energía amarilla proviene de mi
interior!” me dije impactado y perplejo, tanto que corrí a verme en el espejo y
efectivamente (como si fuera la persona más loca del mundo), vi en el espejo
como salía la energía amarilla desde todo el centro de mi cuerpo que al mismo
tiempo inundaba la habitación. Empecé a ver como el color de esta energía cambiaba,
primero fue rosa, luego roja, después naranja, nuevamente amarilla, después de
era verde, como un verde hierva. Cambio a turquesa, se oscureció en azul y
finalmente fue de color violeta. Todo cambiaba de color intermitentemente,
primero rápido y luego despacio, el ritmo de mi respiración se sincronizo con
el cambio de color. Sentía mis palpitaciones en el oído. Lentamente mi cara se
fue desfigurando, era un meollo de colores… hasta ser como la cara de un fénix,
un fénix de colores, con los colores de la bandera Gay. – ¿Qué putas hace un
fénix en mi espejo?- Me llegue a desesperar un poco, miraba por todos lados a
ver si era alguien molestándome, pero no encontré a nadie, no vi nada, solo
colores emanando de mí y de mi cara de fénix, fue tanto mi impacto que llegue
al punto de romper el espejo. -No sabían cuáles eran los efectos de la pepa-
Pero estaba eufórico. Mucho! Tanto que no pude olvidar como fue desfigurándose
mi cara para llegar a ser un fénix. – Era tan real, era tan yo, era lo que
quería ser.
La libertad se empieza a disfrutar desde el
momento en que sabes quién eres, y realmente lo ves. Lo entendí en ese momento
–Increíble que una pastilla te haga ver esas cosas, seria de mis favoritas de
ahora en adelante- Me volví a mirar al espejo, esta vez para arreglarme! Me
sentía a reventar, no sabía si bailar o saltar. Creo que era una mezcla entre
las dos, movía los pies, los brazos, mi barriga, mi pelvis de un lado al otro,
fui por toda la casa mirando que podía ponerme. Puse música a todo volumen.
Música de una emisora que siempre odie, pero en ese momento era lo máximo! Todo
el sonido entró por mis oídos y recorrió cada esquina de mi cuerpo para hacerme
mover a su voluntad. En el espejo era yo! Pero en mis ojos estaba el fénix. Me
dije: “Si me tomé ese éxtasis fue para irme de farra” y así lo hice.
Llamé (a el
man que aparece muerto) y le dije que me acompañara a bailar, la noche era para
los dos! Ya no tendría más ataduras. Esa noche íbamos a ser como éramos
realmente. Me puse un traje de color negro. Vestía de negro, lo sabía por
alguna razón, pero en el espejo realmente me mostraba a una mariposa lista para
la acción, ellas solo viven un día y les toca aprovechar al máximo, y eso era
lo que iba a hacer esa noche. Hable conmigo mismo, me mire y recordé que tenía
defectos, pero en mi monólogo, me impulsé nuevamente para salir y me tome otro
éxtasis con smirnoff ice lo cual me hizo sentirme más eufórico. Todo era
extrañamente hermoso y yo era extrañamente feliz. Me iba a encontrar con el
amor de mi vida y estaba dispuesto a escapar con él.
Era sábado, mi último día libre, el gran circo
sería mañana, pero esta noche era solo de Alex, nos encontramos en el bar de
siempre y tuvimos el mismo sexo maravilloso, nos fuimos para su apartamento
porque yo quería mas, el también se había metido una pepa antes, así que el
sexo de esa noche fue el mejor (y el último) de toda mi vida.
Subimos desesperados, el placer nos llamaba, no
puede aguantar y con la misma correa que desató por primera vez me pidió que le
atara la correa a su cuello, quería llevar esto a otro nivel, estaba en cuatro
ante mí, lo penetré e instintivamente tomé la parte que sobraba de la correa,
tiraba con mucha fuerza, el gritaba y me pedía que parara, pero yo estaba en
otro lado, no podía escucharlo, o tal vez no quería escucharlo, solo podía
pensar en mi pene explotando adentro de su ano, así que continúe, sin oír gran
cosa, por fin llegue a mi clímax.
Llegó el momento de mi gran pajazo mental, me di
cuenta que en realidad quería a Ana Sofía, pero no tanto como ella quería,
recordé la frase que sentenció Cata cuando me dijo que ella terminaría
casándose conmigo, ¿cómo pude hacerle tanto daño?, después de todo no es una
persona mala, y lo peor de todo, ¿cómo pude hacerme tanto daño?, he vuelto la
vida de todos una mierda, gracias a mis maricadas y el miedo de mostrarme como
soy, solo por lo que la gente pueda llegar a decir, ha hecho que yo haga las
cosas más terribles del mundo. Me día cuenta que Alex valía mucho más que yo,
por lo menos él si sabía y tenía claro quién era, no tenía que andar
escondiendo su sexualidad ante todo el mundo, seguramente era eso lo que tanto
me encantaba de él.
Sentí una luz que golpeaba mis ojos, era la luz del sol, abrí los
ojos, poco a poco fui saliendo de mi trance y me di cuenta que Alex todavía
llevaba puesta la correa en el cuello, me alcance a excitar de nuevo, pero
agudicé un poco más la vista y me di cuenta que no se movía, parecía no
respirar, aún no tenía muy claro que era lo que pasaba. Creo que me acerque y
de alguna forma empecé a gritar, Alex! ALEX, él no respondía.
Su cuerpo yacía al otro
lado de la habitación y solo podía escuchar las sirenas de la policía….
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